Después de un poco más de 3 meses y medio sin publicar, me he puesto manos a la obra para contaros las dificultades estilísticas con las que me he topado en esta nueva etapa de mi vida.
Si ya de por sí es difícil intentar vestir con estilo cuando estás gordita, no os digo ya cuando además te quedas embarazada. Sobretodo si es como en mi caso, que en los primeros meses el miedo a perder el bebé me impedía comprarme ropa premamá.
Las opciones para una embarazada gordita son pocas, pero las hay. En los primeros meses, tenemos la ventaja de que nuestra barriguita no llama tanto la atención como en las flacas, por lo que podemos seguir vistiendo con nuestra ropa.
Y para cuando ya empieza a apretarnos el botón del pantalón, podemos usar este truco que se sacó una amiga de la manga... la goma del pelo.
Con esta técnica ganamos unos pocos centímetros; la diferencia entre estar cómoda y explotar.
Una de mis prendas salvadoras han sido los leggings, qué suerte que estén tanto de moda. Te los pones y arriba la comodidad, sin apreturas.
Aunque mi mayor descubrimiento en esa primera etapa del embarazo, fueron los joggers. No os puedo enseñar fotos porque ya no me valen y los he castigado en el trastero hasta próximo aviso, pero el par que tengo de H&M son de este estilo:
La cinturilla con goma hace que los puedas apretar más o menos. Yo tengo uno jaspeado y otro negro. Ideales porque después los podré volver a llevar, al no ser una prenda premamá específica.
Y por último, antes de rendirme a la evidencia de que tenía que comprarme prendas especializadas, estos dos jeggings de la zona de tallas grandes de H&M ( H&M +) , me dieron mucho juego. Y lo mismo que los joggers, los puedo aprovechar en un futuro.
Son pantalones largos pero quería que vierais la cinturilla. Me los compré un par de tallas por encima de la mía para asegurarme que me cabía la tripa de entonces. La de ahora ya no la puedo meter ahí, pero eso ya será otro capítulo.
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