Sin lugar a dudas y por muchas razones, ésta ha sido la boda más atípica y entrañable a la que he podido asistir.
El día de la boda comenzaba con un súper desayuno en casa de los novios acompañados de la familia y los amigos, vamos a explicar esto mejor. Una mezcla de nacionalidades : alemanes, venezolanos, argentina, españoles...intentando entenderse con palabras en inglés, alemán y castellano ( tinerfeño, peninsular, venezolano...) , vamos... diversión garantizada.
Una mezcla de culturas muy exótica pero al fin y al cabo unida por el amor que sentimos hacia los novios.
La novia es una mujer moderna y poco convencional, pero aún así creía que para este día llevaría al menos un vestido de coctel. Después de superar el shock de ver que se iba a casar en pantalones ( lo siento, estoy chapada a la antigua) , salimos todos juntos rumbo al Ayuntamiento ( perdón, ilustre Ayuntamiento) para la ceremonia.
Nos esperaba una sala muy bonita y acogedora, con algún toque rococó
Y todo ya preparado, no había marcha atrás...
Y no, no la hubo...
Después de la celebración, se agradeció este paseo junto al mar, a pesar de que el tiempo no acompañara
Algunos de los regalos, atípicos y preciosos a la vez..
Un cesto de verduras cultivadas por la mujer inglesa que vive en la misma finca
Un precioso y colorido ramo de flores
Una vela muy de recién casados
Y nuestra aportación, una foto-lienzo de un bonito momento de pareja, aunque sé que siempre nos odiarán por regalarles algo tan cursi.
Seguro que cuando volvamos a su casa, veremos que lo han guardado debajo de la cama, como esos regalos horribles de boda que siempre hay, ja..ja...
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